Oscar Müller Creel
- Oscar Müller es Doctor en Derecho y tiene el grado de Maestro en Administración de Justicia y candidato a maestro en periodismo. Es originario de la ciudad de Chihuahua, México. Es colaborador en Radio Claret América de Chicago Illinois, en temas de Derechos Humanos y Administración de Justicia y sus columnas de opinión se han publicado en el periódico Hoy del grupo Tribune Publishing Company de Chicago Illinois EUA, la cadena noticiosa Hispanic Digital Network de CISION, así como en el Heraldo de Chihuahua del grupo Organización Editorial Mexicana. Ha escrito libros sobre Derechos Humanos y Ética del Abogado, así como artículos científicos en Universidades de México, Colombia y España. Correo: [email protected]
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La invasión estadounidense a Chihuahua.
En la plaza de la Villa de San Felipe de San Felipe el Real de Chihuahua. donde unas décadas antes se había exhibido el cuerpo sin vida de Miguel Hidalgo, se encontraban reunidas más de trescientas personas que, exacerbadas gritaban proclamas y gritos de patriotismo: ¡Viva la Nación¡¡Viva el Supremo Gobierno ¡ Corría el 1 de junio de 1836 y apenas unas horas antes se había recibido la noticia de que Estados Unidos había declarado la guerra a su vecino México y el patriotismo enardecía los ánimos de los chihuahuenses quienes estaban deseosos de enfrentar al enemigo que venía del norte. Dos meses después, las tropas estadounidenses ocuparon la población de Santa Fe al noroeste de Chihuahua. Se trataba de 1300 soldados perfectamente equipados y con 22 piezas de artillería que, comandados por el General Kearny y sin disparar un solo tiro se habían apoderado de la plaza y, con esto, se tenía el camino franco hacia el Paso del Norte; meses más tarde y ya comandados por el Coronel Alejando Doniphan emprendieron el camino hacia el sur siguiendo el Río Grande, no encontrando resistencia sino hasta unas leguas al Norte del Paso del Norte, en el lugar denominado Tesmacalitos donde enfrentaron a una fuerza de 500 hombres y un obús (pequeña pieza de artillería portátil), las tropas mexicanas eran comandadas por Antonio Ponce de León, tanto el cómo los hombres que dirigía, tenían experiencia en la guerra contra los bárbaros, más no en batalla campal, por lo que fueron fácilmente derrotados por la muy superior fuerza y estrategia militar de los anglosajones. Dos días después ocupaban la población de Paso del Norte, ahí Doniphan decidió esperar a recibir órdenes de sus superiores, pero muy cercano a él se encontraba un aventurero de origen irlandés y nacionalidad mexicana, Santiago Kirker, quien hasta ese año había trabajado para el gobierno de Chihuahua combatiendo a los Apaches y por eso conocía la naturaleza de los Chihuahuenses, el territorio y sobre todo la situación en que se encontraba dicha población en alimentos, armas y tropas, el convenció a Doniphan para continuar la marcha hacia el sur. Así el comandante estadounidense emprendió el 7 de febrero la marcha hacia el sur, con mil infantes y gentes de caballería, seguidos por un enorme tren de carros, ocupando la Hacienda del Carrizal para dirigirse hacia la Villa de Chihuahua. El gobernador de Chihuahua Ángel Trías, se había ocupado en preparar la defensa de la plaza, reclutando veteranos de la guerra contra los naturales y soldados, fundiendo cañones, recomponiendo fusiles, solicitando préstamos a los particulares, solicitando que quienes tuviesen armas de fuego las entregaran para poder equipar a los defensores. La ayuda del gobierno central se presentó a través de una sola persona, el General José Heredia quien acordó con el gobernador Trías emplazar las tropas de defensa en una zona conocida como Sacramento a más de 30 kilómetros al norte de la Villa. El lugar escogido para el emplazamiento se encontraba sobre el Camino Real, paso lógico de las tropas invasoras. Se trata de un terreno emplazado entre dos cordilleras y ahí se cavaron trincheras, formando una especie de cabeza de martillo cuya asta correspondería al camino Real que conducía a la plaza y la cabeza a las trincheras y las tropas emplazadas en ese lugar. Al llegar al lugar de batalla, Doniphan ordenó hacer un ataque frontal con parte de sus tropas, que tenía la intención de desviar el fuego mexicano para así, con otras tropas, rodear una de las cordilleras y atacar por detrás; fue así como las tropas defensivas se vieron rodeados por dos fuegos y derrotados, luego de unas horas de lucha, por una fuerza superior en equipamiento y, sobre todo, en estrategia militar. Quienes alcanzaron a huir lograron llegar a la Villa informando del desastre ocurrido, el temor se extendió y algunos se encerraban a piedra y lodo en sus casas, mientras que otros decidieron dejar la población para ir a refugiarse en rancherías, haciendas y pueblos cercanos, temiendo más al invasor del norte que a los mismos apaches. Doniphan entró a la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua el 2 de marzo de 1846, donde permaneció con parte de sus tropas hasta principio de mayo de 1847, cuando se dirigió hacia el este para unirse a la columna militar que había penetrado en territorio mexicano por el norte de Tamaulipas y que fue la tropa que llegó a México. Decenas de cuerpos de jóvenes valientes que salieron a enfrentar al enemigo extranjero fueron enterrados en Sacramento sin que a la fecha se les haya exhumado. Agradezco al Profesor Rubén Beltrán Acosta las amables sesiones, los documentos que me ha facilitado para escribir sobre este tema, pero sobre todo las charlas plenas de bonhomía que me ha brindado.